Pronósticos señalan un crecimiento del 2.2%
Los analistas económicos están revisando al alza sus pronósticos para la economía estadounidense en 2024, anticipando un crecimiento más robusto de lo previsto hace solo unos meses.
Según una encuesta reciente de la Asociación Nacional de Economía Empresarial (NABE, por sus siglas en inglés), se espera que el Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos crezca un 2.2% después de ajustar por inflación, una revisión significativa respecto al estimado anterior del 1.3%.
Este cambio en las expectativas subraya una confianza renovada en la economía, desafiando las predicciones anteriores de una posible recesión.
A pesar de los altos tipos de interés implementados para controlar la inflación, el mercado laboral y el gasto de los hogares estadounidenses han mostrado una notable resiliencia.
Ellen Zentner, economista jefe para EE.UU. en Morgan Stanley y presidenta de la NABE, atribuye la mejora en las previsiones a una combinación de factores, incluidos el gasto gubernamental y del consumidor.
Ellen Zentner
La Reserva Federal podría recortar las tasas de interés ante la desaceleración de la inflación
En un giro positivo para la economía estadounidense, la inflación ha comenzado a moderarse desde su pico hace dos veranos, llevando a los economistas a anticipar posibles recortes en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal a partir de mediados de junio.
Este ajuste en la política monetaria podría aliviar la presión sobre la economía y estimular el mercado de valores y otras inversiones.
Aunque los precios siguen siendo más altos de lo que los consumidores desearían, el aumento de estos no es tan rápido como en períodos anteriores.
La desaceleración de la inflación y las expectativas de recortes en las tasas de interés reflejan un panorama económico que, aunque aún enfrenta riesgos debido a los altos tipos de interés y las tensiones geopolíticas, muestra signos de fortaleza y adaptabilidad.
La encuesta de la NABE destaca que el 41% de los encuestados considera que los altos tipos de interés representan el mayor riesgo para la economía, una preocupación que supera con creces otros factores de riesgo como la posibilidad de una crisis crediticia o la expansión de conflictos en Ucrania o el Medio Oriente.